A las mujeres nos gustan los hombres presentes, los que plantan su energía con claridad: de esos que dicen voy y llegan; los que miran, hablan y actúan en una línea; los que recuerdan sus promesas lo mismo en la cama, que en la mesa o el altar. Las mujeres no andamos buscando hombres perfectos. No los hay. No lo somos.
Pero sí congruentes, y es que al final ese anhelo es serlo nosotras también: dejar de ser mediocres, ni grises, ni sumisas; no aguantar una relación porque sí, porque toca, porque es lo que hay. Ese tiempo ya acabó.
Si las mujeres necesitamos tener voz es para sostener estas palabras: “me voy a cuidar” y desde ahí se elige bien a la pareja.
Arte: Christian Schloe Digital Artwork