Nos perdemos la vida de lo qué es

A veces nos asfixiamos en lo que debería de ser, perdiéndonos la vida de lo qué es. La perfección al final es un estado: es el gozo de lo que hay, las paces con el proceso, la alegría sin perder el anhelo. La vida no es difícil, querer cambiarla todo el tiempo sí lo es.

La paradoja es que esto no tiene que ver con un pensamiento mediocre, ni conformista, esos no dan paz. Los humanos estamos diseñados para querer más, para crear, para solucionar e inventar, para imaginar y lograr. Pero es el puente entre el deseo y su manifestación donde parece estar la clave para ser feliz, porque la verdad es que si no agradecemos lo que tenemos, no generamos lo que nos falta.

Se trata de ser más amante y menos voto eterno, más instante, más profundo, más gozo, más fe, más sonrisa, más sí puedo, más yo quiero, más intento sin prisa, más vida sin engaño: más yo, más tú, más contigo... se trata quizás solamente de ser camino y al viaje volverlo la meta.

Arte: autor desconocido, ayúdanos a darle crédito.